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lunes, 25 de mayo de 2020

AMPA MONTALBAN 2019-2020: SE ANALIZAN LOS EFECTOS DE LA CRISIS SANITARIA DEL COVID-19 EN LA EDUCACIÓN PRESENTE Y FUTURA

Fuenten informativa: Heraldo de Aragón



EDUCACIÓN

El ‘efecto covid’ impacta de lleno en la educación

Los alumnos del Instituto Español Giner de los Ríos, a las afueras de Lisboa (Portugal), ya han retomado las clases presenciales con medidas de distanciamiento
Los alumnos del Instituto Español Giner de los Ríos, a las afueras de Lisboa (Portugal), ya han retomado las clases presenciales con medidas de distanciamiento
Cynthya de Benito / EFE

Docentes y expertos aragoneses en el ámbito educativo cuestionan el nuevo modelo mixto, presencial y ‘online’, que Gobierno y comunidades autónomas tienen previsto para retomar las clases el próximo curso escolar, en septiembre.
ACTUALIZADA 24/5/2020 A LAS 13:08

Ha sido tal la magnitud del impacto que la crisis sanitaria del coronavirus ha generado en la comunidad educativa que ya tiene hasta nombre. Mientras unos lo denominan el ‘efecto covid’ en la educación –en alusión al caótico ‘efecto mariposa’, según el cual el aleteo de un insecto en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York–; otros hablan ya, incluso, de la ‘era poscovid-19’. Denominaciones al margen, el cierre de los centros educativos en todo el país, el pasado 12 de marzo, y la posterior declaración del estado de alarma, con el obligado confinamiento de nueve millones de estudiantes de todos los niveles en España, han dejado al descubierto las fortalezas y debilidades de un sistema educativo, que, improvisadamente, se ha visto obligado a reinventarse, al tener que continuar con la formación a distancia de todos sus alumnos desde sus casas.
Tras más de dos largos meses de odisea, y descartada la vuelta a la actividad lectiva presencial este curso –se terminará de manera telemática–, por las exigentes y rígidas medidas preventivas que eviten nuevos contagios y rebrotes –así lo dispuso en Aragón el consejero de Educación, Felipe Faci, el pasado 14 de mayo–, el Gobierno de la nación y las comunidades autónomas trabajan ya en el diseño de nuevos planes para que el curso arranque en septiembre, si la evolución de la pandemia lo permite. Un curso que se antoja, cuanto menos, paradigmático, ya que, al parecer, traerá de la mano un nuevo modelo educativo mixto ‘online’ y presencial –clases por turnos de mañana y tarde, o en días o semanas alternos, y trabajo en casa la otra parte del tiempo– y con 15 alumnos por aula, prácticamente la mitad, para garantizar la distancia física. Y, en esto último, la ministra de Educación, Isabel Celaá ha sido tajante en sus últimas declaraciones realizadas a los medios: "Si no hay vacuna, los colegios tendrán la mitad del alumnado en las aulas".
Este nuevo panorama que se avecina ha sembrado todavía una mayor incertidumbre en la comunidad educativa aragonesa, que ya ha superado, y con creces, la prueba de fuego impuesta por el confinamiento: compatibilizar la educación ‘online’ de los chavales con la vida laboral de los padres, muchos de ellos, agobiados por la tiranía del teletrabajo, y que, de momento, solo tienen dudas y muchas, demasiadas, preguntas sin respuesta.

Una escuela digital y emocional

En los últimos días ya han aparecido estudios –como el llevado a cabo por el grupo de investigación Educaviva del Gobierno de Aragón, del que forma parte la profesora titular y vicedecana de Innovación, Investigación y Comunicación de la Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza, Alejandra Cortés–, que ponen de manifiesto el incremento de nivel de ansiedad que han sufrido familias, estudiantes y docentes, y cómo los padres demandan un mayor acompañamiento emocional para sus hijos, más "empantallados" que nunca, lo que se traduce en "menos interacción social y problemas de comunicación". "También hemos apreciado –añade Cortés– que las desigualdades entre alumnos se acentúan y que, los que van bien, académicamente, se aceleran, aunque me pregunto si los niños con altas capacidades, por ejemplo, han sido atendidos estos días"
Pero, y a pesar del esfuerzo realizado por instituciones y docentes para llegar a todos los alumnos, para que ninguno se quede atrás –entrega de ordenadores, atención psicopedagógica y emocional a través de videollamadas...–, la educación a distancia pone en peligro el efecto igualador de la escuela, no solo a nivel académico, afirma la vicedecana, que apuesta por una "escuela, poscovid", que integre "de manera más natural lo digital, sin olvidar el contacto con lo analógico y presencial". "Hablamos –continúa– de una escuela diseñada para una sociedad digital y emocional".
"Necesitamos una escuela diseñada para una sociedad digital y emocional"
En la misma dirección circulan las teorías de Martín Pinos, maestro y asesor del Centro de Innovación y Formación Educativa Juan de Lanuza de Zaragoza, y experto en aprendizaje basado en la neurociencia, la emoción y el pensamiento, al afirmar que "genéticamente, el ser humano está diseñado para comunicarse cara a cara" y que con la teleformación, los elementos paralingüísticos que rodean el mensaje, los pequeños gestos, se pierden –se malogra hasta un 60% de la comunicación–. A lo que cabe añadir que "Las pantallas acortan los tiempos de atención ejecutiva", por no mencionar que "en esos contextos ‘online’ –afirma–, se inhibe la participación –lo hemos constatado estos días con las videoconferencias– y que los ruidos que se generan también alteran los procesos de aprendizaje". "Somos seres sociales y el aprendizaje es social; y lo social implica interacción física", añade.
Por eso, Pinos insiste tanto en que el distanciamiento que marca esta pandemia "debe ser corporal", impuesto por una cuestión sanitaria, "y no social, porque si algo necesitamos los seres humanos es, precisamente, el vínculo y el apego". Factores emocionales imprescindibles, en el siempre complejo proceso enseñanza-aprendizaje, para Toñi Morcillo, maestra del CEIP Josefa Amar y Borbón de Zaragoza, coordinadora del programa TEI Aragón contra el acoso escolar y miembro de la junta directiva de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía. Para la docente, "sin emoción no hay aprendizaje; y la emoción no la puede transmitir ni suplir la tecnología. Además, la formación ‘online’ hará que nuestros alumnos sean más individualistas de lo que ya son". Según Morcillo, durante el periodo de confinamiento, el cibercacoso se ha incrementado en un 10%, a pesar de que haya significado un "auténtico respiro" para los alumnos que sufren acoso escolar en sus centros. "¡Hay niños que no quieren oír hablar de volver a la escuela!", exclama.
"El distanciamiento provocado por la covid-19 debe ser corporal y no social"
Para la maestra y psicopedagoga, la modalidad mixta o semipresencial de enseñanza que baraja el Gobierno no es una buena solución para el alumnado de los primeros ciclos de primaria, "ya que no tiene las destrezas ni las estrategias adecuadas para el correcto uso de las herramientas digitales. A partir de los diez años –matiza–, puede ser una solución puntual, acorde a la situación que estamos viviendo". Y, según su criterio, no podemos olvidar que "educar no consiste solo en transmitir conocimientos –estos se pueden adquirir por muchos canales ajenos a escuela–, por lo que el componente emocional y relacional que tiene un aula se esfuma con la educación a través de las pantallas". "El lenguaje no verbal es sumamente importante –concluye–, porque decimos más con lo que expresamos que con las palabras que decimos".

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